Y te lo dice alguien que amó mucho en el pasado… y que hoy vive otro amor, más libre, más honesto, más real. A mi me gusta llamarlo, porque así lo siento 7 años después, AMOR VERDADERO.
Porque el pasado es eso: pasado. Y no define tu presente. Ni mucho menos tu futuro.
Ahora hay otras palabras. Otras personas. Otra historia.
“Nadie me quiso jamás tan bonito como ahora me quieren.”
Pero para llegar ahí, tuve que soltar. Tuve que romper el lazo, aunque fuera bonito. Porque solo era eso: un lazo. Una atadura. Y las apariencias… ya se sabe lo que se dice de ellas… engañan.
No puedo vivir sin ti es una canción que nos invita a tomar decisiones. A decir adiós. A cerrar una puerta para poder abrir otra.
Nos remueve, sí. Nos enfrenta al fracaso de un proyecto compartido. Pero también nos empuja a cambiar el track del CD y buscar la siguiente canción. Esa que nos hable de amor sin condiciones.
De alguien que te quiera por lo que eres.
Que no te silencie con una patada bajo la mesa.
Que se enorgullezca de ti.
Que te abrace cuando todo se derrumba.
Que te mire a los ojos, no a la cartera o a la cuenta corriente.
Que ría contigo.
Que simplemente esté.
Que te diga “bebito” a diario, aunque estés a kilómetros de distancia.
Que te cambie el ánimo con una simple sonrisa o un pestañeo de sus lindos ojos.
Que su voz sea terapéutica cuando necesitas escucharla.
Quizá esa persona no estará 20, 30 o 40 años. Pero puede que, en poco tiempo, te dé más vida que toda una vida anterior.
Y es que, amigo, amiga…
La vida, casi siempre, te da otra oportunidad.
Así que deja de lamentarte por lo que perdiste. Cambia la canción que resuena en tu cabeza. Porque ya no llevamos vendas. Ya no buscamos respuestas en quien no nos las da. Ya no morimos de amor.
Porque, a veces… y sólo a veces, No siempre más, es MÁS.